La ciencia ficción se ha hecho realidad. Examinamos dónde está hoy la tecnología controlada con la mente y qué podemos esperar en los años venideros.
La idea de un dispositivo que nos permita pilotar nuestras computadoras y otros artefactos con sólo pensar siempre ha sido algo propio de la ciencia ficción. Pero por improbable que parezcan las computadoras controladas con la mente, ya son una realidad. Realmente han sido una realidad durante casi 40 años.
Pero no fue hasta la década pasada que comenzamos a ver versiones comerciales de lo que anteriormente sólo estaba disponible en los laboratorios de DARPA. NeuroSky hizo noticia con su MindSet en 2007. En 2008, OCZ Technology introdujo el Neural Impulse Actuator. Y en 2009, Emotiv Systems presentó el EPOC, un casco con un electroencefalograma de 14 canales.
Steve Spohn, director de la AbleGamers Foundation (organismo que trabaja para hacer los juegos más accesibles a las personas discapacitadas), recuerda el entusiasmo que despertó el dispositivo de OCZ.
Pero luego salió al mercado. “Cuando el dispositivo salió”, dice Spohn, “nos dimos cuenta de que la promoción exagerada no sólo era mucho más de lo que el dispositivo merecía sino que, en algunos casos, los usuarios tenían que hacer cosas ridículas como ponerse el dispositivo en los pantalones envuelto en papel de aluminio sólo para conseguir que el dispositivo hiciera algo”.
Por otra parte, estos periféricos resultan bastante caros. Intendix de Guger Technology, que está siendo aclamado como la primera interfaz de computadora-cerebro lista para ser usada por pacientes y disponible comercialmente, cuesta US$12.250. Hasta una chuchería como el Necomimi le costará cientos de dólares.
Nuevos desarrollos
Aunque hay pocos grupos comprometidos con la tarea de encontrar soluciones electrónicas para las personas que tienen limitaciones de movilidad, muchos desarrolladores usan la tecnología cerebral en maneras interesantes.
Por ejemplo, Emmett Coakley, un estudiante de 25 años que trabaja en su maestría, creó un proyecto que permite a las personas usar la telequinesia, levitar e incluso crear llamas con el Neural Impulse Actuator. Como es natural, él dijo que no era fácil. “El dispositivo no es perfecto, eso está claro. Si a esto se añade que cada persona emite un nivel único de actividad neural, es bastante difícil configurar el mundo virtual para saber cuáles impulsos son auténticos y cuáles son sólo ruido”, indica Coakley.
“La tecnología todavía no ha madurado. Los juegos neurales son un concepto increíble, pero estos dispositivos simplemente no tienen el mismo nivel de control provisto por un teclado o por un dispositivo controlado con la mano”, dice Coakley. “A pesar de esto, aunque la tecnología todavía está en su infancia, creo que estos dispositivos serán más comunes una vez que se hagan más baratos, más precisos y que tengan una base dedicada de programadores independientes”.
–Cassandra Khaw