Innov8.ag impulsa tecnología agrícola con biblioteca de préstamo en Washington. Robots, sensores y análisis sin costo para agricultores.
En el norte del estado de Washington, agricultores de heno, maíz y berries están experimentando un nuevo enfoque para integrar herramientas tecnológicas en sus labores diarias. El condado de Snohomish, en colaboración con la startup Innov8.ag, ha lanzado una biblioteca de tecnología agrícola gratuita. Esta iniciativa permite a productores de pequeñas y medianas explotaciones acceder temporalmente a robots autónomos, sensores de humedad y equipos de análisis de suelos, sin necesidad de inversión inicial.

La propuesta fue ideada por Linda Neunzig, coordinadora de agricultura del condado. “No representa riesgo alguno para los agricultores, pero sí ofrece muchas ventajas”, comentó. Entre ellas: ahorro de tiempo, optimización del riego y reducción de la carga física del trabajo en el campo.
El objetivo es hacer viable la agricultura a pequeña escala en un contexto marcado por márgenes de ganancia estrechos y escasez de mano de obra. La tecnología, aunque poderosa, muchas veces se presenta inaccesible para operaciones modestas, ya sea por costos o complejidad de uso.
De la teoría al campo: robots en acción
El programa incluye la participación de la empresa Innov8.ag, que además de suministrar herramientas, ofrece análisis de datos y orientación sobre cómo integrar la tecnología en decisiones operativas. Su CEO, Steve Mantle, enfatizó que los jóvenes agricultores son especialmente receptivos a estas soluciones, al verlas como una forma de mejorar eficiencia y atraer nuevas generaciones al trabajo rural.
Un ejemplo práctico fue el uso de un robot de la empresa Burro, que transportó fertilizante en un campo de árboles de Navidad. Los trabajadores ya no tuvieron que empujar carretillas ni hacer múltiples recorridos. En una granja lechera, el mismo robot llevó un remolque con leche para terneros, facilitando el proceso de alimentación. “Jamás se me habría ocurrido ese uso”, admitió Neunzig.
Otros avances incluyen el uso de sensores de riego, que permitieron a una granja reducir su consumo de agua en un 75%, beneficiando también la salud del suelo y los ecosistemas cercanos, como los hábitats de los salmones.
Un modelo replicable y en expansión
La biblioteca tecnológica se financia con fondos del programa Floodplains by Design del Departamento de Ecología del Estado de Washington, que ha otorgado dos subvenciones por un total de 1,6 millones de dólares. Este presupuesto ha permitido la compra del equipamiento prestado a los agricultores.
Neunzig ya planea incorporar tecnologías enfocadas en eliminación automatizada de malezas, una de las tareas más intensivas del sector. Algunas de las empresas interesadas en aportar soluciones en esta área son Carbon Robotics, Aigen y Lisi Global, todas con base en Washington.
El modelo ha comenzado a despertar interés más allá del condado. Diversas agencias gubernamentales y organizaciones tribales se han acercado para aprender sobre el funcionamiento de la iniciativa. “Ya han empezado”, asegura Neunzig, quien recibe consultas constantemente.
Con la combinación de acceso gratuito, capacitación práctica y colaboración con empresas emergentes, el programa de Snohomish apunta a democratizar el acceso a la tecnología agrícola y a abrir la puerta a una nueva etapa de eficiencia y sostenibilidad en el campo.