Tecnología, una cruel tentación

Hay días en que me encanta la tecnología, otros en que la odio.

El día que luché por instalar una nueva Xbox 360 en mi la red de mi hogar, experimenté ambos sentimientos.

Me encanta la tecnología, pero a veces no puedo evitar la sensación de que esa tecnología ni me quiere ni me respeta. El ejemplo más reciente fue una serie de percances que tuve al comprar e instalar una nueva Microsoft Xbox 360.

Había aplazado la compra de una 360 durante mucho tiempo, mayormente por los bien documentados problemas de fiabilidad –supuestamente ya resueltos– de esa consola (vea “Crónicas de una odisea con la Xbox 360”, find.pcworld.com/58937).

Sin embargo, Halo 3 es un juego irresistible para mí, tanto así que hice planes con mis amigos en línea para jugar el muy anticipado título en la tarde del viernes de la primera semana del lanzamiento, aunque todavía no tenía una Xbox 360.

Después de buscar precios, decidí comprar mi Premium 360 en Amazon.com, y esa fue mi primera equivocación. En vez de la entrega al día siguiente, como lo había pedido, la compañía erróneamente envió mi paquete por UPS Ground (un servicio que parece diseñado para ser lento). Como resultado, mi 360 no había sido programada para llegar hasta el próximo martes, casi cinco días demasiado tarde.

Bueno, como esto no me iba a servir de nada, el jueves fui a cuatro tiendas diferentes antes de encontrar una GameStop con la consola Premium en existencia. De vuelta en la casa, la instalación fue rápida y pronto tenía la 360 comunicándose con un nuevo enrutador Linksys WRT54G Wireless G, un equipo con el que mejoraba mi viejo pero fiable enrutador 802.11b y que había instalado justamente para la ocasión.

Me fui a la cama feliz, seguro de que estaba listo para jugar el viernes.

Ese día por la tarde, 30 minutos antes del tiempo concertado, puse el disco de Halo 3 en la bandeja. A medio camino durante la pantalla de apertura, la consola se congeló. La reinicié y volví a insertar el disco; una y otra vez la consola se bloqueó. Probé con otros juegos, pero los resultados fueron los mismos.

Estaba furioso, principalmente conmigo mismo por comprar un producto con problemas tan conocidos. Con la presión por las nubes, metí la 360 en su caja y me dirigí a GameStop, esperando tener que enfrentarme a ellos para que me dieran una unidad nueva.

En vez de eso, una persona muy amable en la tienda cambió rápidamente mi caja por una nueva, después de hacer muy pocas preguntas. Bravo por GameStop.

El espectáculo debe continuar

Volví a mi casa, rápidamente instalé la consola y puse el disco de Halo 3. Se puso en marcha sin problemas. Minutos más tarde, oprimí ansiosamente el botón Aceptar para reunirme con mis amigos en una campaña de Halo 3 por invitación solamente… sólo para recibir un mensaje de error de la red en el que me decía que había un problema con NAT (Traducción de Dirección de Red, por sus siglas en inglés).

Tuve que salir del juego y prometí a mis compañeros que volvería pronto.

Después de buscar en línea, encontré una sugerencia en la que decían que para resolver el problema debía abrir ciertos puertos en mi enrutador, pero el software Linksys EasyLink Advisor no lo hizo tan fácil. Así que recurrí a la interfaz del enrutador, basada en el navegador, sólo para encontrar todas las configuraciones en otro idioma.

Enojado, frustrado y cansado, cometí un error clásico. En vez de dejarlo así, seguí insistiendo y decidí reinstalar el enrutador. En menos de 30 minutos, la PC ya ni siquiera podía ver el enrutador y mi derrota era total.

Oh, tecnología, ¿por qué eres tan cruel?

Ya estaba listo para irme a la cama cuando me di cuenta de que la 360 todavía estaba encendida. Me disponía a apagarla cuando vi el menú de inicio de Halo 3. Decidí comenzar un juego para un solo jugador, usted sabe, sólo para ver las escenas iniciales.

No apagué la consola hasta después de las 3 de la mañana, agotado pero satisfecho.

Es posible que la tecnología no me respete, pero aun así la sigo queriendo.

-Por Tom Mainelli

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