‘¿Suficiente almacenamiento?’ ¡No existe tal cosa!

 

Eso era cierto cuando Microsoft nos decía que 640KB de RAM era mucho. Y sigue siendo cierto hoy en día.

“Con más de 2.500 megabytes de almacenamiento gratuito, usted nunca tendrá que borrar sus mensajes”, dice una página de ayuda de Gmail. “Nunca se sabe cuándo podría necesitar ver un mensaje de nuevo. Entonces ¿por qué borrarlo?”

Bueno, ¿qué le parece esta razón?: mi asignación personal de ese almacenamiento gratuito (que ahora oficialmente llega a 2.877MB) se llenó al tope el otro día. Llegué a enterarme cuando mis amigos y colegas empezaron a telefonearme para preguntarme por qué los mensajes que me enviaban estaban rebotando hacia sus bandejas de entrada.

Es cierto que, como soy el objetivo de los genios de las relaciones públicas que creen que mis comentarios sobre tecnología también incluyen abrelatas eléctricos con la forma de Homer Simpson, recibo una gran cantidad de correo. Pero lo mismo le pasa a muchas personas. En otras palabras, como a menudo sucede en el mundo del almacenamiento, cuando le digan que es suficiente, no lo es. Y las cosas gratuitas que al principio parecen maravillosas siempre acaban deteriorándose, lo cual nos trae a la mente ese viejo adagio de que lo barato sale caro.

Cuando abrí mi cuenta de Gmail a principios de 2006, me parecía perfecta para lo que tenía pensado hacer con ella, que era disponer de una forma simple de leer el correo electrónico en mi teléfono Treo. La idea parecía genial en tres aspectos: no tendría que desperdiciar el precioso espacio de almacenamiento del teléfono, contaría con la potente protección de Gmail contra el correo indeseado y podría abrir rápidamente cualquier mensaje mientras viajaba.

Me tomó apenas 5 minutos preparar las cosas para que el correo que llegaba fuera reenviado a Gmail desde el servidor de mi ISP. Cuando salía y me olvidaba en qué hotel tenía la próxima reunión, simplemente entraba en Gmail desde el navegador del teléfono y buscaba la respuesta. El correo indeseado era mínimo. El mantenimiento inexistente. Y la versión móvil de Gmail ni siquiera mostraba anuncios publicitarios con los mensajes.

Durante meses todo transcurrió a pedir de boca. Y entonces mi bandeja de entrada se llenó, lo que me obligó a liberar un poco de espacio.

Primero borré el correo indeseado. Gmail mantiene la basura durante 30 días –que en mi caso quizá llegaría a 9.000 mensajes– a menos que usted la purgue manualmente. Como no podía decirle a Gmail que eliminara en vez de eso el correo indeseado después de una semana o de un día, yo tenía que hacer el papel de basurero.

Google aumenta periódicamente su capacidad de almacenamiento total, pero claramente la basura llega más rápido que los bytes adicionales, así que tuve que botar algunos mensajes para evitar que mi cuenta se desbordara. La manera más fácil sería ordenar el correo de acuerdo con el tamaño y borrar los grandes archivos de imágenes enviados por unos tontos que pensaban que me interesaría ver 20MB con el rostro sonriente del nuevo empleado del almacén de su cliente.

Pero a diferencia de todos los clientes de correo electrónico para el escritorio y de algunos clientes de la Web, Gmail no permite ver los mensajes por orden de tamaño, sólo buscarlos. Tuve que avanzar página por página a través de la bandeja de entrada, buscar los remitentes cuyos mensajes podrían desaparecer sin riesgo, buscar por sus nombres y entonces borrar todo lo que aparecía, esperando que la búsqueda no hubiera devuelto inadvertidamente algo que realmente quería guardar. Las limitaciones de Gmail me forzaron a romper la integridad del modelo que yo prefiero y que Google correctamente promociona –pero que no permite completamente– que es guardarlo todo y nunca borrar nada.

¿Y ahora qué? Buena pregunta. Podría cambiarme a Yahoo Mail, que ofrece almacenamiento “ilimitado”, pero me temo que los imprecisos “controles contra el abuso” que menciona en su sitio algún día podrían quitar la “i” de “ilimitado”. Y como ya tengo todo el correo en Gmail, la inercia me impide hacer el cambio. Google vende cuentas de Google Apps con 10GB de almacenamiento por US$50 al año, pero no aclara si es posible trasladar los mensajes viejos en cantidades a la nueva cuenta.

Yo debería haber aprendido la lección hace mucho tiempo: esos “montones de almacenamiento” realmente nunca lo son. Y al tratar de “simplificar” su vida, uno se la puede complicar por accidente.

-Stephen Manes

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