¿Es software o es material indeseado? ¡Ambas cosas!

¿Qué nos depara el futuro cercano? Apuesto que no será nada parecido al enfoque civilizado de Google.

Paradoja: A medida que los programas gratuitos se hacen más comunes, más tratan los desarrolladores de empujarnos sus creaciones, junto con una gran cantidad de extras que no necesitamos. En los viejos tiempos, cuando realmente pagábamos por el software, lo único que venía en la caja era lo que habíamos comprado. Ahora que todo está patrocinado por anuncios publicitarios y por convenios de cooperación para la comercialización del producto (pero sin la asistencia técnica), los desafortunados usuarios tenemos que pasarnos todo el tiempo rechazando las constantes ofertas de vendedores que tratan de ser nuestros mejores amigos.

Vea, por ejemplo, lo que he llegado a considerar como cheques sin fondos. Bajar programas gratuitos de desarrolladores importantes que deberían tener una mejor ética comercial implica a menudo navegar por páginas de la Web donde hay casillas de opciones preseleccionadas para incluirle a usted en una lista de correo basura corporativo; esto, a menos que usted se dé cuenta y diga que no. Lo que es peor, algunas veces las casillas sólo son evidentes si usted se desplaza con cuidado por la página. Regla: Cuando una casilla ya se encuentra seleccionada, es para algo que usted no quiere.

Y ahora las casillas de selección también se aplican a la más reciente molestia: el acompañante indeseable. A usted le animan a bajar un programa nuevo o mejorado, pero también recibe un polizón que trata de aumentar su cuota de mercado uniéndose a la descarga. Cierto, esta basura generalmente se puede desinstalar más tarde, pero ¿por qué debe usted desperdiciar su precioso tiempo bajando, instalando y cancelando, para no mencionar diagnosticando y reparando si algo sale mal? Es un software que se comporta como el correo indeseado.

¿Descarga gratuita? Sí, pero con programas acompañantes que usted no quiere.

La práctica de adosar acompañantes es particularmente notable cuando ocurre con productos como Adobe Reader, Apple QuickTime y Macromedia Flash Player, que son prácticamente programas esenciales para el sistema en esta era de la Web. Flash y Reader ahora vienen acompañados por la Yahoo Toolbar, que a mí particularmente no me interesa tener; QuickTime viene emparejado con iTunes, un programa que no permitiré en mi máquina después de que una de sus versiones congelara seriamente mi computadora.

Por lo general, se puede obtener el software que uno quiere sin todo ese exceso de equipaje, pero hay que hacerlo con cuidado. En la página de descarga de QuickTime, hay que hacer caso omiso del gigantesco botón que dice “Free Download Now” y en su lugar pulsar el vínculo sutilmente escondido que dice “QuickTime Standalone Installer”. Con los productos de Adobe y Macromedia, usted debe visitar las respectivas páginas de descarga y deseleccionar los elementos que no desea. En algunas actualizaciones, hasta los usuarios más expertos pensarán que es obligatorio bajar también el material acompañante. Y, según de qué producto se trate, a veces es realmente necesario.

Google Pack, la colección que incluye las ofertas de software de Google (como Google Earth y Picasa) y de varios otros (como Ad-Aware y Norton Antivirus) en la versión inglesa, está lejos de ser perfecta –por muchas razones todavía se considera una versión beta- pero por lo menos permite que usted decida cuáles programas quiere bajar. Incluso después de pulsar el enorme botón llamado “Download Google Pack”, usted obtiene acceso a un vínculo que dice prominentemente “Add or Remove Software” ['Agregar o quitar software'] y una página donde puede deseleccionar todos los elementos de un golpe para entonces marcar los que quiere uno por uno. Este es un enfoque refrescante en una época donde todo el mundo quiere atragantar a los usuarios con ofertas voluminosas.

¿Qué nos depara el futuro cercano? Apuesto que no será nada parecido al enfoque civilizado de Google. Espere ver casillas de opciones que no se pueden deseleccionar. O instalaciones que se ponen en marcha sin que usted se entere ni lo apruebe. Ah, espere un minuto, eso lo tenemos ya. Les llaman programas espías.

–Stephen Manes

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